dissabte, 3 de juny del 2017

Suicidio en la adolescencia

Infocop | 
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El suicidio adolescente es un asunto muy serio que se ha convertido en un problema creciente de salud. En España es la primera causa externa de muerte. Además es la primera causa absoluta de muerte en los varones de 15 a 29 años y la segunda causa, después de los tumores, en las mujeres de la misma edad.
Según la literatura, la presencia de un trastorno mental es el principal factor de riesgo de suicidio; aunque existen también otros componentes que influyen, como: la edad, el género, el grupo étnico, la dinámica familiar o los eventos estresantes de la vida.
En concreto, según una investigación del Instituto Nacional de Salud Mental de EE.UU., más del 90% de las personas que se suicidan presentan depresión y otros trastornos mentales, así como trastornos de abuso de sustancias. Estos factores de riesgo, se suelen combinar con otras circunstancias externas que hacen que los adolescentes vulnerables se vean incapaces de afrontar los desafíos de la vida. Algunos ejemplos de estos estresores son: problemas disciplinarios, pérdidas personales, violencia familiar, confusión en la orientación sexual, abuso físico o sexual, o ser víctima de acoso.
El suicidio es un evento relativamente raro y es difícil predecir con exactitud qué personas con estos factores de riesgo finalmente intentarán suicidarse. Sin embargo, es importante detectar a los jóvenes en riesgo, observando los signos previos, ya que un tratamiento adecuado podría salvar muchas vidas.
Algunas de las señales de advertencia son: (Fuente: Teen Suicide is Preventable-APA):
  • Hablar sobre la muerte: cualquier mención sobre la muerte, desaparecer, saltar o algún tipo de autolesión,…
  • Pérdida reciente: haber vivido recientemente alguna muerte cercana, divorcio, rotura de una relación, haber perdido la confianza en sí mismo, la autoestima, la pérdida de interés por los amigos, pasatiempos o actividades que anteriormente disfrutaba.
  • Cambio de personalidad: triste, retraído, irritable, ansioso, cansado, indeciso, apático.
  • Cambio de comportamiento: incapacidad para concentrarse en las tareas escolares, laborales o rutinarias.
  • Cambio en los patrones de sueño: insomnio, a menudo con despertar temprano o dormir demasiado, pesadillas.
  • Cambio en los hábitos de alimentación: pérdida de apetito o de peso, o lo contrario, comer en exceso.
  • Miedo a perder el control: actuar erráticamente, perjudicarse a sí mismo o a los demás.
  • Baja autoestima: sentirse inferior, sentir vergüenza, culpa, odio a uno mismo, o verbalizaciones como “todo el mundo estaría mejor sin mí”.
  • No tener esperanza en el futuro: creer que las cosas nunca mejorarán o que nada cambiará.
Mientras que las políticas preventivas como las de tráfico parecen haber conseguido disminuir la cifra de víctimas por este motivo, en España faltan todavía planes o estrategias nacionales de prevención del suicidioque podrían evitar hasta 4.000 muertes al año, según datos del Instituto nacional de Estadística. Tal y como apuntan los expertos, para poder abordar este problema en nuestro país y prevenirlo, sería necesaria una correcta visibilización del suicidio por parte de los medios de comunicación, crear mayor conciencia social del problema y la creación de un plan nacional.
En otros países hay ya esfuerzos nacionales para prevenir el suicidio, que incluyen programas de educación escolar, teléfonos de atención en crisis, directrices a los medios de comunicación, y en el caso de EEUU, la limitación del acceso a las armas de fuego.

dijous, 27 d’abril del 2017

TRATAMIENTO DE LA ANGUSTIA O ANSIEDAD


Por qué la angustia no tiene sentido pero sí causa?


Araceli Fuentes

Psicoanalista, miembro de la ELP. Autora del libro El misterio del cuerpo hablante (Gedisa, 2016).

La angustia es el más penoso e insoportable de todos los afectos y cuando la encontramos en las consultas clínicas está ya en un estado desarrollado. Constatamos también las diferencias entre las personas a la hora de poder soportar un mayor o menor grado de angustia. A veces puede petrificarnos y otras empujarnos a un pasaje al acto, incluso al pasaje al acto suicida.
Para los psicoanalistas la angustia es esencial en la experiencia clínica porque es la vía por la que un sujeto puede aprehender algo sobre su ser de goce, es decir sobre su manera de gozar en la vida. Tanto de aquello que le hace sufrir, y de lo que él goza sin saberlo, como sobre su deseo inconsciente. Sin la angustia, no sabríamos nada sobre el deseo ni sobre el goce.
Para abordarla, el psicoanálisis no propone ningún tipo de heroísmo, se trata más bien de ‘desangustiar’ al angustiado, que no hay que confundir con desculpabilizarlo porque la culpa tiene un motivo inconsciente que hay que averiguar y sirve de poco persuadir a alguien, que se siente culpable, de su inocencia.

Durero -Melancolía I

Una certeza paradójica
Tampoco apelamos al Ideal, diciéndole al sujeto que debe superar ese estado y hacerse fuerte porque eso es totalmente ineficaz. La angustia no se deja dominar ni por el Ideal ni por el pensamiento, tampoco por la orden, ya que algo de la angustia no puede ser absorbida por el discurso.
Es como si la angustia se basase en una certeza paradójica ya que cuando le preguntamos al sujeto por sus causas no puede referirla a ningún hecho concreto ni a ninguna significación. No obstante, él sufre y algo de esa certeza se le presenta como un valor absoluto. Hay personas que, por ejemplo, tienen la certeza de ser excluidos por el otro, no tienen dudas al respecto, sólo que esta certeza es diferente de la de la angustia porque la certeza de la angustia no está relacionada con ninguna significación sino con algo que está por fuera de cualquier discurso y por ello la angustia se les impone como un afecto en el cuerpo.
Para el psicoanálisis, no se trata entonces de buscar el sentido de la angustia, que no lo tiene, sino de buscar su causa. La angustia en tanto que señal está dirigida al sujeto, señal de lo real que le advierte de algo que puede ser un peligro. La certeza y la espera de un peligro son en la angustia una y la misma cosa.
El tratamiento
Nuestro abordaje de la angustia es así distinto del de la psicología o de la medicina. Para estas disciplinas es sólo un afecto negativo a eliminar. Para el psicoanálisis, en cambio, la angustia es siempre la de un sujeto que habla y es a través de sus palabras como podremos cernir su causa. La tratamos a través del síntoma al que la angustia da paso. El síntoma sí le permite al sujeto extraer de esa certeza dolorosa un saber sobre lo que le concierne, pues en este asunto el peso recae sobre el sujeto, no sobre el Otro.
Hacer un buen uso de la angustia implica tomarla como la vía que permitirá al sujeto lograr una certeza sobre su manera de gozar y estar en la vida. Dicha certeza no podrá encontrarla solamente por medio de las palabras, será necesario también pagar una cuota de angustia. Sólo en la medida en que ese modo de gozar ha podido ser cernido, la angustia podrá ser levantada.
Ayudar a un sujeto a separarse de su angustia no lo libra de encontrarse con su síntoma, sino al contrario, es abordando y explorando ese síntoma como podrá conseguir separarse de su angustia. Es por ello que no hay soluciones milagrosas y rápidas –que sólo desplazan la angustia a otro síntoma- sino la oportunidad de una experiencia que permita al sujeto saber algo más de su funcionamiento y elegir si quiere o no ese modo de satisfacción.
2017

Fuente: La Vanguardia

dissabte, 18 de febrer del 2017

CONTRA LA MEDICALIZACION DEL TDAH


Publicado por NO GRACIAS Organización civil independiente por la transparencia, la integridad y la equidad en las políticas de salud, la asistencia sanitaria y la investigación biomédica, uno de cuyos fundadores es Joan Ramon Laporte, catedrático de farmacología de la Universidad Autónoma de Barcelona. (Ver Internet)

Más de 112 organizaciones y miles de firmas individuales están apoyando una iniciativa profesional, de colectivos de pacientes y ciudadanos en contra del Protocolo para el manejo del Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH) infanto-juvenil en el Sistema Sanitario Catalá.

Según los autores del Manifiesto, el Protocolo, supone:

o Un paso más en la política de patologizar y medicalizar la vida en general y la infancia y adolescencia en particular.

o Un menosprecio a las diferentes teorías y prácticas existentes en la clínica de las sintomatología psíquicas, y en consecuencia:

o Un atentado contra la libertad de elección de los pacientes.

Consideran inaceptable calificar de "enfermedad mental" lo que es "una agrupación de síntomas".

Y les parece que "es muy grave la prevalencia e incidencia de los diagnósticos que se están realizado, pues supone una inflación diagnóstica de la infancia y adolescencia".

El llamamiento a la reducción de la variabilidad existente en la atención que hace el Protocolo no sería sino la imposición desde instancias políticas de "un solo modelo: el biomédico-cognitivo-conductual".

El Manifiesto denuncia los conflictos de interés económicos e intelectuales de los autores de la Guía:

"el supuesto grupo de expertos escogidos para su elaboración no es una "amplia representación" -como dice el Protocolo- de los profesionales con experiencia clínica infanto-juvenil, sino una amplia representación de un solo modelo: el biomédico-cognitivo-conductual".

El escrito critica la perspectiva biologicista que el Protocolo quiere imponer sin ninguna evidencia a favor:

"El protocolo define el TDAH como un trastorno del neurodesarrollo (pag.8) y como un trastorno de origen neurobiológico (pag.30). Los abajo firmantes denunciamos esta falta de rigor en cuanto que no existen marcadores biológicos que evidencien esa causalidad".

El Protocolo desinforma acerca de la efectividad y seguridad de los tratamientos farmacológicos:

"Se hace evidente que en esta sesgada información los riesgos se minimizan, los beneficios se exageran y los costes se ignoran".

Entre las conclusiones, destacamos:

1- La preocupación social y sospecha diagnóstica por el TDA/H se haextendido desproporcionadamente más allá de su incidencia real.. No hay razón para pensar que nuestros niños y adolescentes hayan cambiado tanto, lo que ha cambiado es la clasificación.

2- La clínica de las sintomatologías psíquicas.no puede ser administrada ni evaluada con los mismos criterios de la medicina en general. La complejidad de dicha clínica requiere consensos entre las diferentes teorías y prácticas que nuestras autoridades sanitarias no pueden zanjar con medidas de gestión técnico-administrativas o protocolos donde se reduzca a un solo modelo bio-médico, tanto los problemas como sus soluciones.

3- Psiquiatrizar, medicalizar y psicologizar los problemas que se manifiestan en las dificultades de aprendizaje y en el comportamiento. es paliar las consecuencias sin tratar sus causas.

4- A fuerza de divulgarlo se pretende crear la opinión de que es predominante la ideología neurobiológica del TDAH.

5- Es tal la dimensión creciente del problema que, la Organización de las Naciones Unidas (ONU), a través del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) han llamado la atención sobre la detección de un incremento, escasamente justificado por criterios clínicos, en el diagnóstico de TDAH y de los tratamientos farmacológicos asociados".

6- UNICEF ha alertado sobre la tendencia generalizada en España a prescribir medicación a niños con TDAH, y ha recomendado elaborar un profundo análisis de la relación de los condicionantes sociales con la Salud Mental infantil y el tratamiento, instando a adoptar iniciativas para proporcionar tanto a estos niños como a sus padres y maestros, acceso a la amplia gama de tratamientos y medidas educativas y psicológicas existentes".
Para defendernos de los falsos neurocientíficos y la invasiva industria farmacéutica reenvíalo y envía tu adhesión a:plataformaicmi@comunicar.e.telefonica.net Plataforma Internacional contra la Medicalización de la InfanciaJuan Pundik Presidente


diumenge, 5 de febrer del 2017

DEPRESION POSPARTO

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El 26 de enero un artículo del New York Times, titulado Panel calls for depression screenings during and after pregnancy, advertía de la necesidad de la detección de la depresión perinatal, debido a los grandes riesgos que conlleva, tanto para la salud de la madre como la del bebé. 
El artículo recogía un reciente trabajo de un grupo independiente de expertos designado por el Departamento de Salud y Servicios Humanos del gobierno de EE.UU., y publicado en la revista JAMA, que apoya, de acuerdo a la evidencia científica, la necesidad de implementar estrategias de detección de la depresión de manera rutinaria en mujeres embarazadas y durante el posparto.



Se trata de la primera vez que el grupo de expertos designado para elaborar la actualización de las directrices para la detección de la depresión en adultos introduce una recomendación específica para la detección de la depresión en el embarazo y posparto. Tal y como señala el artículo del New York Times, “la recomendación (…) se establece como consecuencia de las nuevas evidencias de que los trastornos mentales en el periodo perinatal son mucho más prevalentes de lo que se pensaba anteriormente, de que en muchos casos lo que se ha denominado depresión posparto en realidad comienza durante el embarazo y de que si se dejan sin tratamiento, estos trastornos del estado de ánimo pueden ser prejudiciales para el bienestar de los niños”. 
Asimismo, el artículo debate algunos de los obstáculos que pueden impedir la implementación de esta medida, entre ellos: la falta de formación específica para detectar problemas de salud mental por parte de los profesionales sanitarios que atienden a este grupo (fundamentalmente obstetras y pediatras), la dificultad que implica cambiar el modo habitual de proceder (centrado en la atención de los problemas de salud física) e, incluso, la reticencia de las propias madres a expresar sus síntomas de ansiedad, depresión o sus pensamientos obsesivos debido al temor a ser juzgadas como “malas madres” y a la estigmatización asociada al diagnóstico de un trastorno mental. 
Finalmente, el artículo establece la necesidad de acompañar esta medida con recursos suficientes y adecuados para poder poner en marcha programas de tratamiento eficaces. A este respecto, de acuerdo con la evidencia científica, el tratamiento recomendado por este grupo de expertos como primera línea de intervención en depresión perinatal es la terapia cognitivo-conductual. En relación con el tratamiento farmacológico, los expertos que han elaborado  la actualización de las recomendaciones, advierten que el consumo de algunos antidepresivos durante el embarazo podría causar datos en el feto potencialmente graves, si bien establecen que el riesgo es bajo.
Fuente:

EDUCAR HOY

Las 10 conductas de los padres que entorpecen la educación de los niños

La Vanguardia
13/09/2016
Mayte Rius

La mayoría de los padres y madres concede mucha relevancia a los estudios de sus hijos y trata de implicarse en ellos. Pero maestros y psicólogos aseguran que no siempre tienen claro cuál es su papel en el aprendizaje escolar y a veces adoptan actitudes que acaban dañando la educación de los hijos.
ESTUDIAR CON ELLOS     

Ser padre y maestro a la vez crea conflictos y dependencia
“Llegan los primeros deberes escolares y ahí están papá y mamá al lado; y los deberes son de la criatura, no de la familia; el deber de la familia es velar por que el niño tenga espacio y tiempo para hacer sus tareas y, si son muy pequeños, facilitar la organización del tiempo”, explica María Jesús Comellas, profesora de la UAB en la facultad de Ciencias de la Educación y psicóloga especializada en las relaciones familia-escuela.
Benjamí Montenegro, del Equip Psicològic del Desenvolupament de l’Individu, dice que el papel de los padres es el de auditores: “Han de controlar que el trabajo esté hecho, pero no entrar en el contenido porque se trata de que las tareas las hagan los niños y así trabajar su autonomía”. Eso no significa que si el niño plantea alguna duda no se le den pistas o herramientas para resolverla. Dicen los expertos que hacer de maestros y padres a la vez no trae más que problemas: crea conflictos familiares diarios y dependencia, porque los niños se acostumbran a que haya alguien encima de ellos para trabajar. Y si el crío tiene dificultades de aprendizaje o necesita refuerzo, el consejo es buscar un profesor particular.
RESOLVÉRSELO TODO
Solventar sus descuidos dificulta su maduración
“Los niños han de aprender a organizarse y a solventar sus problemas, a cualquier edad, y no hay que mandar a nadie corriendo a comprar tinta de impresora a última hora de la tarde porque al día siguiente ha de entregar un trabajo ni llevarle a la escuela el libro o el bocadillo olvidados; si los padres les resuelven todo ‘con tal de que estudien’, no maduran, no asumen sus responsabilidades ni aprenden a ser autónomos”, coinciden Comellas y Montenegro.
FOCALIZAR TODO EN EL ESTUDIO
Hacer de la formación el eje de la vida familiar daña la relación
Los educadores aseguran que una frase muy reiterada de los estudiantes es “a mis padres sólo les interesa si estudio, lo demás no les importa nada”. “Cuando focalizas todo en los estudios, cuando lo primero que le preguntas a tu hijo en la puerta de la escuela es qué deberes tienes o qué nota te han puesto en vez de cómo te ha ido el día, o con quién te has relacionado, transmites que te interesa el aprendizaje, no la persona”, dice Comellas. Y agrega que lo mismo ocurre cuando al hijo universitario se le libera de tareas domésticas porque “su trabajo es estudiar”. “Esa persona tiene que vivir, ha de saber organizarse, tener habilidades domésticas y saber relacionarse, y de eso a veces no nos ocupamos, ni nos interesamos por su vida emocional y relacional”, enfatiza la psicóloga.
QUERER GENIOS
Sobreestimular a menudo provoca el efecto contrario
Los maestros explican que una práctica muy habitual en las familias es la de sobreestimular a los niños. “Todos quieren un hijo genio y les llenan la cuna de artilugios, abusan de juegos didácticos, se afanan porque aprendan muchas cosas y cuanto antes mejor, y esa sobreestimulación no sólo no influye en una evolución cognitiva más rápida, sino que a menudo tiene efectos contraproducentes en forma de problemas de atención o de falta de concentración”, explica Joan Domènech, maestro del colegio Fructuós Gelabert de Barcelona.
Esa impaciencia respecto al aprendizaje provoca, según los psicólogos, que los padres se desesperen ante las primeras dificultades en los estudios o vivan como un fracaso los primeros malos resultados, sin tener en cuenta que la educación es un proceso a largo plazo y que lo que los niños necesitan para aprender es paciencia y ánimo. “Los padres no deberían considerar los malos resultados como un fracaso porque ello reduce la autoestima de los hijos e incapacita cada vez más a unos y otros”, advierten.
PREMIAR LAS NOTAS
El estímulo material desvirtúa y puede aumentar la frustración
Las notas ni se han de premiar ni castigar; se han de elogiar y aplaudir, o analizar si es necesario dedicar más tiempo a estudiar, según los expertos. “El mejor estímulo es descubrir cosas nuevas y desarrollar tus intereses, si hace falta un estímulo material, es que algo no funciona”, apunta Domènech.
Montenegro advierte que los premios pueden causar una doble frustración, porque con frecuencia se ofrecen por notas poco realistas y si el chaval no triunfa a pesar de la recompensa prometida su sensación de fracaso y su malestar es doble: además de no alcanzar su meta escolar, se queda sin regalo.
DISFRAZAR LA VAGANCIA
Buscar trastornos detrás de los fracasos retrasa la madurez
Otra conducta recurrente que observan los educadores es la tendencia de los padres a buscar trastornos neurológicos detrás de los fracasos escolares de sus hijos. “Hay muchos niños que son incapaces de esforzarse en hacer los deberes o en estudiar porque son vagos, y eso es inmadurez, no un trastorno mental, y a veces se intenta disfrazar esa vagancia como intolerancia a la frustración o intolerancia al estrés, cuando lo que tienen es falta de autonomía”, comenta Montenegro. Comellas subraya que esta actitud tiene que ver con la actitud hiperprotectora de muchos padres que buscan la etiqueta del trastorno para el bajo rendimiento de sus hijos “porque en el momento en que se disfraza algo como trastorno se desculpabiliza a todo el mundo”.
EJERCER DE DETECTIVES
El control absoluto de sus tareas suscita desconfianza
Hay padres que rastrean los deberes, trabajos, las fecha de exámenes o los comentarios de sus hijos en clase a través de la agenda escolar, la web del centro, las redes sociales o implicando en sus indagaciones a los padres de otros niños de la clase, con quienes están en permanente contacto por WhatsApp. “Esa conducta provoca un boquete de desconfianza y no resuelve nada”, advierte Montenegro. En vez de ejercer este control absoluto aconseja realizar un acompañamiento lejano, revisar conjuntamente con el chaval la agenda de tareas pero dejándole que sea autónomo para realizarlas. Y para los padres que optan por preguntar la lección para saber si el niño ha preparado un examen, los expertos recomiendan ponerle tres o cuatro preguntas por escrito, porque normalmente no hay exámenes orales y de nada sirve que el niño se sepa la lección hablando si luego se expresa mal por escrito o comete muchas faltas de ortografía.
USAR EL ESTUDIO COMO PEAJE
Las tareas escolares acaban entendiéndose como un castigo
“Castigado a hacer los deberes” o “hasta que no acabes de leer no hay dibujos” son frases que utilizan algunos padres para incitar a sus hijos a hacer las tareas escolares. Pero los expertos aseguran que el tiempo de estudio debería ser siempre un tiempo de tranquilidad y sosiego, no de regañinas. El objetivo, explican, debe ser ayudar a los niños a descubrir el placer de la lectura o del aprendizaje, y eso no se consigue si se plantean las tareas escolares como un castigo o como un peaje necesario para poder disfrutar de actividades placenteras como salir con los amigos, ver la televisión o jugar con la consola.
Y a medida que crecen, han de entender la relación entre esfuerzo, dedicación y resultados, “y asumir que si han de estudiar más porque han tenido malas notas se trata de una inversión, no de un castigo”, indica Comellas.
PROYECTARSE EN LOS HIJOS
Las expectativas no siempre se adecúan a las capacidades
Los psicólogos consideran que en muchas familias pesan más las expectativas que tienen los padres sobre los estudios de los hijos que las preferencias o capacidades de estos, y muchos chavales son orientados a estudiar lo que quieren o les gusta a sus progenitores. “En este país confundimos inteligencia con título, continuamos desprestigiando la formación profesional y no valoramos la creatividad como un medio para vivir”, reflexiona Comelles.
NO RESPETAR LA LÍNEA ESCOLAR
El modelo de los padres no garantiza el éxito hoy
Muchos padres piensan que el modelo y los métodos educativos que les sirvieron a ellos les servirán a sus hijos, pero la escuela ha cambiado mucho y los niños también. “Lo que a ti te gustaba del colegio, lo que aprendías entonces o cómo lo aprendías no tiene por qué ser un modelo de éxito para tus hijos”, advierte Domènech. Y por eso considera un error que los padres traten de enseñar a los hijos a leer o a calcular por su cuenta o les pongan actividades de refuerzo en casa, sin considerar que quizá están interfiriendo en el ritmo o el método pedagógico que sigue la escuela. “Uno ha de plantearse a qué escuela lleva a su hijo, asegurarse de que comparte las mismas ideas, y luego acompañar al niño en el aprendizaje pero con respeto al proceso que siguen en la escuela, y no dar al niño mensajes diferentes”, reflexiona. Los educadores son especialmente críticos con los padres que muestran constantemente su desacuerdo con los profesores en presencia de los niños, porque estos aprovechan esa situación para manipular a unos y a otros.

dimecres, 4 de gener del 2017

LA EDUCACIÓN A DEBATE

Massimo Recalcati: "Los padres se han convertido en sindicalistas de sus propios hijos"
Este psicoanalista, ensayista y profesor italiano analiza en su último libro publicado en España la crisis que atraviesa la escuela como institución
"Se ha roto el pacto generacional; los padres y los profesores ya no trabajan juntos en la educación de los jóvenes"


El psicoanalista, ensayista y profesor universitario Massimo Recalcati. anagrama
Entrevista de Olga R. Sanmartín
04/01/2017 08:42 publicada en El Mundo

A Massimo Recalcati (Milán, 1959) se le considera en Italia una especie de rock star del psicoanálisis. Ensayista mediático y profesor en varias universidades, se dedica a analizar los males de la hipermodernidad. En La hora de clase, que acaba de publicar Anagrama, reflexiona sobre el papel de la educación en una sociedad en la que se ha diluido la autoridad paterna y, por extensión, la del profesor. A diferencia de lo que ocurría en la generación del 68, los jóvenes ya no tienen que rebelarse contra sus progenitores -ni matar, como Edipo, al padre- porque los tienen a su lado, convertidos en compañeros de juegos. «El maestro está cada vez más solo y humillado», sostiene Recalcati, que reivindica la figura del docente que despierta en el alumno la pasión por el conocimiento.

¿En qué se diferencia el maestro actual del de generaciones anteriores?
El hecho novedoso es que se ha roto el pacto generacional y esto ha incidido en el discurso educativo. Los padres y los profesores ya no trabajan juntos en la educación de los jóvenes. Los padres más bien son los aliados de los hijos contra los profesores. Es un cambio inaudito: los padres, en vez de apoyar el trabajo de los profesores, se han convertido en sindicalistas de sus propios hijos. Para Freud existía un vínculo espiritual entre padres y docentes. Hoy, este vínculo se ha deshecho. Cuando un profesor asume la responsabilidad de suspender a un alumno o iniciar un procedimiento disciplinario, las familias lo miran con sospecha. Se preguntan: ¿No estará abusando de su posición de poder? ¿No estará infravalorando la calidad de nuestro hijo?
¿Qué opina de la huelga contra los deberes que han promovido en España varias asociaciones de padres?
Es el signo de esa ruptura: reivindicar la libertad de los hijos significa negar la función educativa de la escuela. Es un viento anti-institucional que atraviesa nuestro tiempo. Descalificar la escuela es descalificar la dimensión colectiva de la vida. El niño es el rey de la familia; todo debe ser sometido a sus exigencias. Es una metamorfosis antropológica; ya no es el hijo el que tiene que hacer cuentas con la realidad, sino que es la realidad la que tiene que plasmarse según el capricho del hijo.
¿Cómo puede el profesor, cuando está sistemáticamente cuestionado, incentivar las ganas de aprender de sus estudiantes?
Hay una profunda soledad del profesor. Ya no son los estudiantes los que esperan en fila a ser triturados por el sistema, como contaba The Wall de Pink Floyd. ¡Ahora son los profesores los que son consumidos por el dispositivo escolástico! La única forma de resistir es no perder el deseo por lo que se enseña. Y hacer equipo con otros profesores, para sentirse menos solo.
España tendrá otra ley educativa. La Lomce apenas habla de los docentes.
¿Ayudaría para darles más reconocimiento que la nueva norma contemplara incentivos económicos para los mejores maestros?
En Italia la humillación económica y social de los profesores ha llegado al límite en el ventenio berlusconiano. El ministro de Economía ha dicho que la cultura no se come. Un país que no tiene sentido del futuro, que no piensa a largo plazo, no invierte en su escuela ni en sus profesores. Invertir en la escuela es invertir en el futuro.
En su libro dice que los estudiantes de hoy quieren ser autónomos, pero la «crisis estructural del sistema capitalista» les provoca «una dependencia sintomática». Antes era más fácil porque, si estudiaban y se esforzaban, era muy probable que prosperaran en la vida. Ahora esa premisa ya no sirve.
La cultura es la única vacuna que puede salvar la vida de nuestros hijos frente al riesgo de la disipación y la violencia. Lo decía Pasolini al inicio de los 70: es el vacío de cultura el que genera el deseo de la muerte. La droga, el alcohol, la violencia, la dependencia de internet, el aislamiento, la anorexia... son manifestaciones de este vacío. Ésta debería ser la primera función preventiva de la escuela: donde hay cultura hay deseo de vida y no de muerte.
¿Hay aprendizaje sin esfuerzo?
No. El aprendizaje no es Twitter. Exige el largo tiempo del pensamiento. En el estudio se necesita constancia, dedicación, empeño. Y, sin embargo, la belleza del estudio consiste en la experiencia de la constante apertura a nuevos mundos. Se da una emoción en el aprender. El buen profesor no considera al alumno como una cabeza vacía que hay que llenar, sino como un fuego que hay que encender.
¿Cuál es el sentido de la verdad en un mundo en el que un hombre que miente llega a presidente de EEUU?
La línea Berlusconi-Trump es sintomática de la declinación perversa del poder en la edad hipermoderna. En la perversión ya no hay ideales, razones, impulso colectivo, valores... La única forma posible de la ley es la ausencia de la ley. Trump puede mentir sin pudor porque, al no tener ninguna relación con la realidad, no tiene sentido de culpa frente a sus propias mentiras.
Explica en su libro que la crisis de la escuela ha coincidido con la crisis de la palabra.
Hoy todo el mundo habla demasiado. Pero pocos asumen las consecuencias de sus palabras. La palabra circula vaciada de su significado. La cultura restituye dignidad a la palabra, custodia su secreto y su fuerza.
¿Qué consecuencia va a tener la pérdida de las Humanidades en la escuela?
Uno de los síntomas más evidentes de la escuela contemporánea es que ha subordinado la propia lengua y sus raíces humanísticas al lenguaje economicista empresarial. El mito de la producción y del rendimiento proyecta su sombra sobre nuestra escuela. ¿No debería ser precisamente la escuela la que permita un tiempo improductivo que sea fecundo? ¿No es el colegio el lugar donde se puede dedicar toda una tarde a estudiar y leer juntos una poesía, donde el tiempo se emancipe de la pesadilla de la productividad?
¿Para qué sirve aprender de memoria?
Yo pensaba, cuando era joven e indisciplinado, que no servía para nada. En cambio, Daniel Pennac subraya un aspecto de la memorización que yo había descuidado. Se trata de sumergir a nuestros hijos en el gran río del lenguaje. Es una experiencia de recuperación de nuestra procedencia. Por eso siempre escucho, con una mezcla de envidia y admiración, a amigos que en nuestras fiestas recitan poesías que aprendieron de memoria siendo niños...
¿Qué explicación psicoanalítica encuentra en el hecho de que usted, al igual que Pennac, fuera un mal estudiante y, en cambio, se haya convertido con los años en un ferviente defensor de la importancia de la escuela?
Generalmente, los psicoanalistas se ocupan de causas perdidas porque lo han sido ellos previamente. Saben, por lo tanto, bastante bien qué significa ser una causa perdida. Sólo por este motivo pueden ayudar a las personas que se han perdido a volver a empezar. Gran parte de nuestra vida está determinada por los encuentros que tenemos. Yo he tenido algunos malos encuentros al inicio de mi vida. Pero también buenos encuentros. Aquellos que han sabido dejar huella realmente. ¿No es acaso éste el significado más precioso de enseñar, dejar huella en quien aprende?