El derecho de los niños al ocio... y a crecer sin carencias Un estudio muestra que los niños juegan menos y ya no sueñan con ser astronautas, sino ricos y famosos Resumen del artículo de Milagros Pérez Oliva realizado por Juan Pundik publicado enEl País 21. 11.2015 Coincidiendo con el Día Internacional de los Derechos de la Infancia se han conocido diversos trabajos que muestran los cambios, no siempre para bien, que afectan a la vida de los niños. Uno de ellos, realizado por el Instituto Tecnológico de Producto Infantil y Ocio, compara con qué sueñan y juegan los niños de hoy en relación con los de 1990. Y lo que ha encontrado es que los niños tienen ahora menos ocio y están más sobrecargados por deberes y actividades extraescolares que los de hace 25 años. No es el primer estudio que alerta sobre el estrés infantil y la falta de tiempo para jugar, lo que tiene importantes consecuencias en su formación. El juego es un elemento indispensable para una infancia feliz y un importante instrumento de socialización. Los niños de hoy no solo dedican menos tiempo a jugar sino que, cuando juegan, la mayoría no lo hace con otros niños en el parque, en la calle o en la plaza, sino en casa y muchas veces solos. Y ya no juegan tanto con juguetes, sino con instrumentos electrónicos en los que predomina el juego individual con la máquina. Es cierto que estos juegos potencian las habilidades motoras y la rapidez mental, pero no deja de ser un modo de jugar solitario que apenas contribuye a la maduración de la personalidad. Cuando un niño juega con otros niños entra en contacto con la realidad y tiene que enfrentarse a situaciones a veces difíciles, como una disputa o un conflicto con otro niño, a veces gratificantes, como hacer un nuevo amigo. Todo ello le obliga a interactuar con los demás y le ofrece la posibilidad de experimentar situaciones que son un excelente aprendizaje. Un niño que juega solo en casa a lo sumo que puede aspirar es a chatear con los amigos de la Red. No es poco. Pero no es suficiente. Este tipo de relaciones a distancia pueden hacer vibrar y sufrir tanto como las presenciales, pero también permiten escapar de las situaciones no deseadas con un simple clic y desarrollar conductas de evitación que no ayudan a madurar. Quizá por esta falta de relaciones reales y tangibles, los niños de ahora tienden a tener más fantasías. Y entre esas fantasías está la de qué querrán ser de mayor, algo en lo que también se observan cambios. Si hace 25 años querían ser maestros o astronautas, ahora quieren ser ricos y famosos. Sus modelos son los deportistas de élite, cantantes y famosos que aparecen en la tele como grandes triunfadores. Son sueños destinados a chocar con la realidad, porque no puede haber tantos Mesi ni tantos Ronaldo como niños sueñan con serlo. Naciones Unidas nos recuerda que los niños tienen derecho a una infancia gratificante y saludable. Al fundar FILIUM (Asociación para la prevención del Maltrato al Niño) en 1977 iniciamos campañas a través de los medios de comunicación y dirigimos mensajes a los responsables de la educación y a padres y docentes, que han continuado permanentemente hasta hoy acerca del perjuicio que los deberes escolares inflingían a los niños, de sus necesidades lúdicas y de la importancia vital que tiene el juego en la infancia. Para más información leer ¡NO QUIERO ESTUDIAR! de Juan Pundik. Editorial FILIUM. Madrid 1999. |
dimarts, 8 de desembre del 2015
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divendres, 27 de novembre del 2015
LOS FÁRMACOS USADOS EN PSIQUIATRIA SON DROGAS PSICOACTIVAS
Entrevista realizada por la bbc.com/mundo/ciencia.09.07.2015
Por Joanna Moncrieff, Profesora de Psiquiatría en el University College de Londres, ejerce la práctica clínica. Es fundadora y presidenta de Critical Psychiatry Network, que agrupa a psiquiatras que se oponen al modelo biologicista tradicional y de coacción sobre el paciente
Se cree que los medicamentos para tratar la depresión y otros problemas emocionales actúan en el cerebro revirtiendo un desequilibrio químico, teoría que ha circulado en las últimas dos décadas, que considera que si sufrimos algún trastorno emocional la causa puede estar en los compuestos químicos que actúan en nuestro cerebro. Y lo más probable es que se nos dé un fármaco diseñado para corregir ese desequilibrio químico.
Según la doctora Joanna Moncrieff, del Departamento de Ciencias de Salud Mental de la Universidad de Londres lo único que hacen estos medicamentos es poner a la gente en un "estado artificial inducido". Según la investigadora, antes de tomar uno de estos medicamentos, los pacientes deben estar mucho mejor informados sobre la forma cómo estos compuestos actúan y los efectos que producen.
Tal como dijo la experta a la BBC, no son sólo los médicos los que se han encargado de decirnos que necesitamos tabletas para corregir nuestros "desequilibrios químicos". "Revistas, periódicos, organizaciones de pacientes y sitios de internet, todos han publicitado la idea de que enfermedades como la depresión, la ansiedad, la esquizofrenia y el trastorno bipolar pueden ser tratados con medicamentos que ayuden a rectificar un problema cerebral subyacente".
Según la doctora Moncrieff, "igual que a un diabético se le dice que necesita tomar insulina, a la gente con esquizofrenia y otras enfermedades se le dice que debe tomar medicamentos psiquiátricos para el resto de su vida para estabilizar sus compuestos químicos cerebrales". El problema, agrega, es que hay muy poca justificación para esta visión de los medicamentos psiquiátricos.
Una de las teorías en las que se basan los medicamentos para la depresión, ansiedad y otros trastornos emocionales, es que hay un desequilibrio en el nivel de serotonina -un compuesto químico cerebral que funciona en el sistema nervioso como neurotransmisor y que se cree está involucrado en el estado de ánimo del individuo.
Pero tal como señala la investigadora "primero, aunque las ideas como la teoría de la serotonina en la depresión han sido publicitadas ampliamente, la investigación científica no ha detectado hasta ahora ninguna anormalidad en el sistema de la serotonina en personas que están deprimidas".
"Segundo, a menudo se dice que el hecho de que el tratamiento farmacológico \'funciona\' demuestra que existe una deficiencia biológica subyacente". Pero, agrega, "hay otra explicación para la forma como los medicamentos psiquiátricos afectan a las personas con problemas emocionales". "A menudo se pasa por alto que los fármacos usados en psiquiatría son drogas psicoactivas, como el alcohol o la marihuana. Las drogas psicoactivas hacen a la gente sentirse diferente, la colocan en un estado mental y físico alterado. Y esto afecta a todos, independientemente de si tienen el trastorno o no". Es por eso, afirma la experta, que para entender cómo afectan a las personas estos fármacos hay que entender cuáles son los efectos psicoactivos que producen.
Los llamados medicamentos antipsicóticos, por ejemplo, "sofocan" los pensamientos y emociones, lo cual puede ser útil en personas con psicosis. Los fármacos como el valium producen un estado de relajación y mareo placentero, lo cual puede reducir la ansiedad y la agitación. Los llamados "antidepresivos" provienen de varias familias químicas distintas y producen efectos variados.
La opinión sobre los fármacos psiquiátricos ha cambiado mucho desde los 1960, pero la doctora Moncrieff cree que gradualmente se les ha ido considerando como tratamientos específicos para enfermedades específicas, o panaceas, y los efectos psicoactivos que producen se han ido olvidando."Sin embargo -dice la investigadora- esta transformación no se ha basado en ningún evidencia convincente.
"Creo que lo más probable es que estos fármacos 'funcionan' produciendo estados inducidos por drogas que suprimen u 'ocultan' los problemas emocionales."Esto no significa que los fármacos psiquiátricos no puedan, a veces, ser útiles. Pero la gente necesita estar consciente de los efectos que producen y de lo que hacen.
"Por el momento se está alentando a la gente a creer que si toma una píldora esto la hará sentirse mejor porque está corrigiendo algún defecto en sus procesos cerebrales."Esto suena muy bien. Si su cerebro no está funcionando apropiadamente y un fármaco puede lograr que trabaje mejor, entonces tiene sentido tomarse una píldora", dice la científica. "Pero, si por otra parte, le damos a la gente la información completa, quizás el tratamiento farmacológico no sea tan buena idea.
"Si le decimos a la gente que no tenemos ni idea de lo que pasa en su cerebro, pero que puede tomar el fármaco que la hará sentirse diferente y podría ayudarle a suprimir sus pensamientos y sentimientos, entonces mucha gente quizás preferirá no tomar esos medicamentos".
La investigadora subraya que la gente que está severamente trastornada o angustiada quizás acogerá con beneplácito esos efectos, al menos por un tiempo. Pero agrega que "la gente necesita tomar decisiones informadas sobre si el consumo de fármacos psicoactivos es una forma útil de manejar sus problemas emocionales."Pero para poder hacer esto con responsabilidad, los médicos y sus pacientes necesitan mucho más información sobre la naturaleza de los medicamentos psiquiátricos y los efectos que producen", expresa la científica.
Por Joanna Moncrieff, Profesora de Psiquiatría en el University College de Londres, ejerce la práctica clínica. Es fundadora y presidenta de Critical Psychiatry Network, que agrupa a psiquiatras que se oponen al modelo biologicista tradicional y de coacción sobre el paciente
Se cree que los medicamentos para tratar la depresión y otros problemas emocionales actúan en el cerebro revirtiendo un desequilibrio químico, teoría que ha circulado en las últimas dos décadas, que considera que si sufrimos algún trastorno emocional la causa puede estar en los compuestos químicos que actúan en nuestro cerebro. Y lo más probable es que se nos dé un fármaco diseñado para corregir ese desequilibrio químico.
Según la doctora Joanna Moncrieff, del Departamento de Ciencias de Salud Mental de la Universidad de Londres lo único que hacen estos medicamentos es poner a la gente en un "estado artificial inducido". Según la investigadora, antes de tomar uno de estos medicamentos, los pacientes deben estar mucho mejor informados sobre la forma cómo estos compuestos actúan y los efectos que producen.
Tal como dijo la experta a la BBC, no son sólo los médicos los que se han encargado de decirnos que necesitamos tabletas para corregir nuestros "desequilibrios químicos". "Revistas, periódicos, organizaciones de pacientes y sitios de internet, todos han publicitado la idea de que enfermedades como la depresión, la ansiedad, la esquizofrenia y el trastorno bipolar pueden ser tratados con medicamentos que ayuden a rectificar un problema cerebral subyacente".
Según la doctora Moncrieff, "igual que a un diabético se le dice que necesita tomar insulina, a la gente con esquizofrenia y otras enfermedades se le dice que debe tomar medicamentos psiquiátricos para el resto de su vida para estabilizar sus compuestos químicos cerebrales". El problema, agrega, es que hay muy poca justificación para esta visión de los medicamentos psiquiátricos.
Una de las teorías en las que se basan los medicamentos para la depresión, ansiedad y otros trastornos emocionales, es que hay un desequilibrio en el nivel de serotonina -un compuesto químico cerebral que funciona en el sistema nervioso como neurotransmisor y que se cree está involucrado en el estado de ánimo del individuo.
Pero tal como señala la investigadora "primero, aunque las ideas como la teoría de la serotonina en la depresión han sido publicitadas ampliamente, la investigación científica no ha detectado hasta ahora ninguna anormalidad en el sistema de la serotonina en personas que están deprimidas".
"Segundo, a menudo se dice que el hecho de que el tratamiento farmacológico \'funciona\' demuestra que existe una deficiencia biológica subyacente". Pero, agrega, "hay otra explicación para la forma como los medicamentos psiquiátricos afectan a las personas con problemas emocionales". "A menudo se pasa por alto que los fármacos usados en psiquiatría son drogas psicoactivas, como el alcohol o la marihuana. Las drogas psicoactivas hacen a la gente sentirse diferente, la colocan en un estado mental y físico alterado. Y esto afecta a todos, independientemente de si tienen el trastorno o no". Es por eso, afirma la experta, que para entender cómo afectan a las personas estos fármacos hay que entender cuáles son los efectos psicoactivos que producen.
Los llamados medicamentos antipsicóticos, por ejemplo, "sofocan" los pensamientos y emociones, lo cual puede ser útil en personas con psicosis. Los fármacos como el valium producen un estado de relajación y mareo placentero, lo cual puede reducir la ansiedad y la agitación. Los llamados "antidepresivos" provienen de varias familias químicas distintas y producen efectos variados.
La opinión sobre los fármacos psiquiátricos ha cambiado mucho desde los 1960, pero la doctora Moncrieff cree que gradualmente se les ha ido considerando como tratamientos específicos para enfermedades específicas, o panaceas, y los efectos psicoactivos que producen se han ido olvidando."Sin embargo -dice la investigadora- esta transformación no se ha basado en ningún evidencia convincente.
"Creo que lo más probable es que estos fármacos 'funcionan' produciendo estados inducidos por drogas que suprimen u 'ocultan' los problemas emocionales."Esto no significa que los fármacos psiquiátricos no puedan, a veces, ser útiles. Pero la gente necesita estar consciente de los efectos que producen y de lo que hacen.
"Por el momento se está alentando a la gente a creer que si toma una píldora esto la hará sentirse mejor porque está corrigiendo algún defecto en sus procesos cerebrales."Esto suena muy bien. Si su cerebro no está funcionando apropiadamente y un fármaco puede lograr que trabaje mejor, entonces tiene sentido tomarse una píldora", dice la científica. "Pero, si por otra parte, le damos a la gente la información completa, quizás el tratamiento farmacológico no sea tan buena idea.
"Si le decimos a la gente que no tenemos ni idea de lo que pasa en su cerebro, pero que puede tomar el fármaco que la hará sentirse diferente y podría ayudarle a suprimir sus pensamientos y sentimientos, entonces mucha gente quizás preferirá no tomar esos medicamentos".
La investigadora subraya que la gente que está severamente trastornada o angustiada quizás acogerá con beneplácito esos efectos, al menos por un tiempo. Pero agrega que "la gente necesita tomar decisiones informadas sobre si el consumo de fármacos psicoactivos es una forma útil de manejar sus problemas emocionales."Pero para poder hacer esto con responsabilidad, los médicos y sus pacientes necesitan mucho más información sobre la naturaleza de los medicamentos psiquiátricos y los efectos que producen", expresa la científica.
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dissabte, 2 de maig del 2015
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